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Halfhouse surgió de la idea de dividir nuestra casa en dos y ofrecer una parte como espacio expositivo. Sin embargo, aunque nuestra idea era mantener una separación entre una actividad y la otra, una vez llevada a la práctica acabó mezclándose todo.
Siempre nos había atraído la idea de utilizar la casa para otras actividades que no fuesen exclusivamente las propias del hogar no sol porque el espacio donde vivimos es apto para realizar actividades de otro orden sino por la necesidad en estos momentos de saltarse los típicos parámetros del mundo del arte que, en estos tiempos, está gestionado por todos menos por los propios artistas. Hoy en día la relación entre lo privado y lo público podría estar representada por la casa y el exterior. En realidad, todo lo público está ya privatizado, algo que ya fue destacado por los acampados en la plaza Cataluña del 15M. La calle no siempre ofrece una plataforma de acción comunitaria. De alguna manera hacer cosas públicas en casa es una retirada, es decir, volver a donde nos sentimos seguros y protegidos. Por otro lado se trata de redefinir la idea de casa o la idea de privacidad. En el fondo nada en esta vida es intrínsecamente privado, ni cagar, ni copular, nada. Son normas sociales, en cierto modo tendencias culturales. En Halfhouse intentamos mantener la idea casera sin restarles importancia a las obras expuestas. Las inauguraciones son nuestro punto álgido, nos gustaría que fuesen algo “memorable” en si mismo. En principio nuestra intención era ofrecer tortilla y vino, pero el menú se ha engordado con lentejas en invierno y ensaladilla rusa en verano. Hemos instaurado también una residencia de artista que hacemos una vez al año, en la cual el artista invitado, mientras nosotros estamos fuera, vive los meses de verano en nuestra casa. Al fin y al cabo Halfhouse es una casa por tanto la residencia era un paso lógico, y desde su nacimiento nos hemos dado cuenta de su particularidad, pues los artistas viven y duermen entre sus propias obras, por lo que la exposición resultante tiene más el espíritu de una experiencia vivida que el de una exposición puntual. En estos dos años de proyecto hemos tenido la suerte de trabajar con artistas espléndidos y generosos: Ver su implicación en el proyecto y tener el placer de asistir al desarrollo de sus exposiciones ha sido la mayor satisfacción para nosotros. También hemos tenido la suerte de trabajar con Patricia Carrasco que tiene un amor poco común por el arte y la gestión, y a Luis Bisbe que ha colaborado con nosotros siempre que lo hemos necesitado. Y, por supuesto, queremos agradecer a todos los que se han interesado por el proyecto, y así como a los que se han acercado a Halfhouse para participar en sus actividades. Sin ellos no tendría sentido todo esto. Sinéad Spelman y Alberto Peral |
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