El Perro Proyector
Dionis Escorsa
Conjunto de tres instalaciones expresamente creadas para Halfhouse.
La primera de ellas consiste en una prolongación videoproyectada del espacio expositivo mediante la técnica del trampantojo, en cuya falsa perspectiva habita fantasmagóricamente el perro del artista. Este perro, que aparece y desaparece a intervalos, posee el don de proyectar luz con su mirada con tal intensidad que es capaz de hacer amanecer cuando mira por las ventanas.
La segunda utiliza el montacargas del centro para presentar un monolito hecho de un embalaje de nevera de cartón pintado de blanco y puesto en vertical. En la mesa de la oficina que recibe la mercancía hay un ordenador en cuya pantalla se ve un video que muestra un indigente que tras encontrar un bote de pintura en la basura, pinta de blanco la caja de cartón en la que vive y luego se introduce en ella para dormir. El hecho de que realice esta acción justo delante de las paredes blancas del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, produce una peculiar simbiosis arquitectónica, cuya metáfora de confrontación traslada el monolito a través del montacargas al cubo blanco del espacio expositivo de Halfhouse.
La tercera utiliza el corredor y una última sala para mostrar un centenar de dibujos cuyo protagonista principal vuelve a ser el perro del artista, y que se pueden entender como las elaboraciones oníricas del mendigo durmiente, quien deviene así un autorretrato ficcional del mismo artista.
Un artista en el espejo del nihilismo como peligrosa solución discursiva en la que el perro diogénico adquiere una distancia espectral.
La primera de ellas consiste en una prolongación videoproyectada del espacio expositivo mediante la técnica del trampantojo, en cuya falsa perspectiva habita fantasmagóricamente el perro del artista. Este perro, que aparece y desaparece a intervalos, posee el don de proyectar luz con su mirada con tal intensidad que es capaz de hacer amanecer cuando mira por las ventanas.
La segunda utiliza el montacargas del centro para presentar un monolito hecho de un embalaje de nevera de cartón pintado de blanco y puesto en vertical. En la mesa de la oficina que recibe la mercancía hay un ordenador en cuya pantalla se ve un video que muestra un indigente que tras encontrar un bote de pintura en la basura, pinta de blanco la caja de cartón en la que vive y luego se introduce en ella para dormir. El hecho de que realice esta acción justo delante de las paredes blancas del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, produce una peculiar simbiosis arquitectónica, cuya metáfora de confrontación traslada el monolito a través del montacargas al cubo blanco del espacio expositivo de Halfhouse.
La tercera utiliza el corredor y una última sala para mostrar un centenar de dibujos cuyo protagonista principal vuelve a ser el perro del artista, y que se pueden entender como las elaboraciones oníricas del mendigo durmiente, quien deviene así un autorretrato ficcional del mismo artista.
Un artista en el espejo del nihilismo como peligrosa solución discursiva en la que el perro diogénico adquiere una distancia espectral.